El pelo entrecano, la espalda suavemente arqueada.
Tu mirada y los cristales distorsionan el mundo.
Las nubes viajan, se deshacen, se oscurecen y explotan.
Las montañas apenas se gastan a través de los siglos.
Estallan tormentas en minutos,
tormentas de minutos. El cielo clarea en un abrir y cerrar de ojos.
Los recién nacidos crecen demasiado pronto;
los ancianos siempre son ancianos.
El tiempo que te queda no es tanto ni es el mejor.
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