lunes, 12 de octubre de 2015

Girar el Universo (II parte) con dos años de delay

Se puede girar el Universo.
Lo que hay que saber es que, una vez que se pone al Universo en movimiento, éste ya no deja de girar y girar y girar nunca.

Impulsado por una inercia que vaya a saber de dónde viene, no gira a nuestro ritmo, pero nos lleva con él.

Alguien giró mi universo hace un tiempo. Y ahora dio un giro más.
Con el que vas a llegar vos.
Dentro de tan poquito tiempo, que parece una eternidad.

Y cuando llegues, vas a girar todo de vuelta.

"Giros, todo da vueltas como una gran pelota. Todo da vueltas, casi ni se nota."


Soltar palomas

Canto porque me estoy buscando.


Canto desde el silencio.
Silencio profundísimo.
Abismo maravilloso.

Canto el silencio, la emoción del silencio;
la emoción inexpresable.

Me asomo a la libertad.
La vislumbro a través de las rendijas de mi voz, brillando desde el otro lado.

Dejarla salir,
o salir a buscarla.

Doy mi voz; doy algo de mí.
Lo dejo levantar vuelo,
como soltando palomas.



miércoles, 29 de octubre de 2014

El éxito propio



Sé narrar eventos pero no sé inventarlos. Siempre pensé que los in-ventos (del lat. invenire, "encontrar") venían con el viento, volando como los panaderos que se cuelan por las ventanas.

A veces sueño. El otro día soñé con un gran maestro dando una conferencia acerca de Sherlock Holmes. Yo iba a escuchar vestida como Irene Adler.

Pocas veces fantaseo, que es como inventar. Subo a un escenario con un vestido azul de la década del '30. Tomo el micrófono y empiezo a cantar un boogie. Es divertido. El público está entusiasmado, sonríe, aplaude siguiendo algunos compases, algunos se mueven incluso al ritmo de la música. Me miran con una mirada que dice que no esperaban eso de mí, están gratamente sorprendidos y muy satisfechos, como si el éxito fuera propio y estuvieran orgullosos de sí mismos. "Siempre supe que iba a ser un concierto maravilloso, qué fantástica actitud, el haber venido." Yo sigo cantando, como si me estuviera incendiando y los sonidos huyeran de mi cuerpo en llamas.

Pero lo que realmente ocurre dentro mío es que me incendié hace tiempo. Soy un cuarto vacío, negro de cenizas y desolado. Juego a que todos vean que la música me completa, me llena como un canasto rebosante de frutas exóticas, pero tengo el pecho y el estómago huecos y la voz sale de dentro mío como de un maniquí.

Ahí termina mi fantasía. Vuelvo a la realidad, que no es mejor pero no es peor.
Por eso no escribo.

jueves, 23 de octubre de 2014

All good things...

La vida tiene sus momentos tranquilos. Se alternan con los difíciles, pero cuando llegan son un descanso plácido y merecido.
En mi vida, los momentos tranquilos llegan con la primavera y con el sol. Con las flores, la lluvia en un día cálido - la lluvia que alivia la pesadez del aire y la del alma - y las mariposas en las barandas de los balcones. Llegan los primeros días de Octubre, que mi corazón espera ansioso, anticipando el festín de colores y luz, y veo como apenas un soplo de brisa descorre la pesadumbre del invierno como un velo delicado y caduco.
La vida alterna sus momentos; no hay tormentas eternas. Tarde o temprano el cielo se abre y caen, como rocío, las primeras gotas de luz.

martes, 8 de abril de 2014

Elegía

No escribir una elegía.
No creo en la justicia de las palabras, y ni siquiera sé si creo en la justicia.


Quiero escribir y contar cómo fue tu vida. Que fue cortita, que estuvo llena de dolor.
Que fuiste un ángel y llenaste de amor las vidas de los que te conocieron.
Que nunca van a alcanzar las fotos, las anécdotas, los sueños.
Que tenías los labios más rojos, los ojos más verdes, más celestes, más grises.

Que tenías ojos de nácar.
Tu nariz era un pompón, un capullo como un algodoncito y tu sonrisa era más inocente que cualquiera de las otras sonrisas. Tu sonrisa era blanca, suave y chiquitita.

Pero estabas tan cansada...

No puedo llenar con palabras la enormidad de tu existencia. No puedo destejer tu belleza y hacerla letras, para que te lean los que no pudieron ver a tiempo la infinita luz en la que nos bañabas.

Necesitabas, ya, ir a descansar.

No sé cómo terminar algo que no quiero que termine. Es demasiada responsabilidad, como si con mi punto final fuese a dejarte, finalmente, ir. Como si con mis últimas palabras pudiese darte paz.

O encontrarla para mí.



sábado, 5 de abril de 2014

Una historia importante.

Importante por qué? Porque importa.
Interesante, también.
Una historia valiosa, acerca de una persona más valiosa aún.

Léanla por orden, desde el principio.
Tómense un ratito y conozcan a mi primo.
 

martes, 1 de abril de 2014

Girar el universo

En algún lugar leí una vez que cuando ocurren los grandes cambios en la vida, los saltos cuánticos, los giros decisivos, no suenan trompetas ni tañen campanas. Los momentos más importantes de una vida no hacen brillar en el cielo fuegos artificiales; no coinciden con estrellas fugaces. Ocurren en silencio y a veces, en la oscuridad.

El agua llegó sin previo aviso, sigilosamente, durante la noche. El ruido me despertó después de un rato, pero para entonces mi mundo había cambiado por completo. Mis pequeños tesoros ya no estaban; páginas empapadas y enmohecidas, el retrato de quien en algún momento fui. La despedida fue corta y no dio tiempo a la tristeza. El agua se llevó el testimonio tangible de mi pasado.

La gente que nos conmueve, que cambia el rumbo de nuestros pasos, tampoco anuncia su llegada. Sonríe apaciblemente una mañana o nos saluda distraída mientras hojea una revista. A veces cruza la puerta del café y nota, antes que nosotros, que algo mágico acaba de ocurrir.

Mi historia es una de ésas, que empieza con el agua y termina con puertas que se abren. O termina con el agua y después empieza, por segunda vez, con alguien que pasa por delante mío y me mira. Yo soy el silencio de las campanas; no reconozco la magia cuando ocurre. Pero - y esto es lo maravilloso - nunca importa si yo lo advierto a tiempo, o quizás nunca: el universo giró, y mi mundo nunca vuelve a ser el mismo.