lunes, 8 de abril de 2013

Pánico

Acurrucada sobre un colchón que flota en medio de la noche en una habitación que debería ser cálida y seca, pero empieza a estar sepultada bajo un metro de agua; paralizada entre el grito y la mudez, entre el terror y la necesidad de reaccionar...

Es difícil escribir sobre ciertas cosas. El pánico es una. Cala hasta los huesos pero no se puede poner en palabras.

De madrugada, cuando el sol aún no sale, las persianas están bajas y la electricidad definitivamente no es una opción, el silencio es aterrador y la oscuridad es densa y maciza; interrumpida sólo por movimientos ondulantes del agua que sigue subiendo, también negra, también oscura, también profunda. Se mueve (el agua - o me muevo yo); me retuerzo inquieta desde mi pequeña isla, que se desplaza suavemente hacia una pared y después hacia la otra.

El confinamiento es peor que estar a la deriva.

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